El estudio de la prehistoria en las aulas se aborda en muchas ocasiones desde un punto de vista muy teórico. Lecturas, ejercicios, cuadros cronológicos...
Las actividades extraescolares tratan de paliar esta carencia e introducir a los alumnos en un mundo y unas formas de vida que les son completamente ajenas mediante la participación activa en talleres de talla lítica, enmangue, o la visita de yacimientos prehistóricos reales o recreados.
En determinado momento surgió la idea de transformar por un día, sin necesidad de salir de las aulas, a nuestros alumnos en cazadores paleolíticos. Y mediante técnicas rudimentarias, como aquellas que se empleban en el interior de las cavernas, transformar nuestras paredes en marco y soporte de bisontes, caballos, ciervos, y demás fauna del pleistoceno. Íbamos a convertirnos en pintores rupestres.
Seleccionamos previamente una serie de imágenes representativas del arte paleolítico, y proyectamos su silueta sobre los tabiques revestidos de papel. Los alumnos, divididos en pequeñas tribus, reprodujeron la silueta directamente sobre el muro para posteriormente aplicarse a la labor de darle color.
El color fue aplicado empleando tizas de colores, difuminado y extendido con las manos. Se demostró mas eficaz este sistema que los lápices de colores y las pinturas de cera.
El color fue aplicado empleando tizas de colores, difuminado y extendido con las manos. Se demostró mas eficaz este sistema que los lápices de colores y las pinturas de cera.
Veanse los pasos realizados.
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