Me he venido hasta aquí (...) para hablar sólo un poco, muy poco, con algún transeunte y preguntarle una dirección. En esta ciudad, donde la respuesta es siempre la misma: "Destra, sinistra, sinistra, destra, destra, sinistra e altra volta sinistra".

Antonio Gala: Los papeles de agua.

martes, 3 de mayo de 2011

Los Sistemas Bismarckianos

Para las relaciones internacionales, el año 1871 marca un punto de inflexión.  La derrota del Imperio Francés de Napoleón III en su guerra con Prusia hacen que el recién unificado Imperio Alemán logre la hegemonía en Europa.

Bismarck, el Canciller alemán, desea perpetuar una situación continental que favorezca a su país. La Alemania unificada es la mayor potencia del continente por su desarrollo económico y demográfico.  Ese predominio se traduce también en el terreno militar.

Algunas tesis presentan la actuación de Bismarck como canciller imperial como la obra de un pacifista. De hecho, es innegable que mantiene un status pacífico en las relaciones entre las potencias europeas entre 1871 y 1890.

El Canciller alemán se señaló unos objetivos políticos muy simples: mantener la preponderancia del Imperio alemán haciéndolo más fuerte y unido en su interior, y aislar a Francia como objetivo primordial de la política exterior.

Para aislar a Francia y hacer de Berlín centro de gravedad de la vida internacional, Bismarck se sirve de los llamados Sistemas Bismarckianos.

Primer Sistema.

Se basó en el intento de neutralizar una posible alianza de Francia con Austria-Hungría o Rusia.
Bismarck se anticipa firmando en 1872 la  Entente de los Tres Emperadores, entre Guillermo I (Alemania), Francisco José de Austria y el Zar Alejandro II.
La alianza se realizó en nombre de la monarquía, sistema común a los tres países. Las tres monarquías tienen como objetivo común frenar la revolución obrera, y controlar nacionalismos descontentos (checos, polacos), tendencias ambas peligrosas para los imperios.
En 1873 se completaba con un tratado bilateral entre Rusia y Alemania, de carácter militar.

El primer sistema fracasó por la rivalidad entre Rusia y Austria-Hungría en los Balcanes. Rusia acudió en apoyo de Serbia y Montenegro que en 1875 se habían rebelado contra Turquía.  La victoria rusa permitió el acuerdo de San Stéfano de 1878, que creó un nuevo estado, la Gran Bulgaria, bajo influencia directa de Rusia.

La intervención Inglesa obligó a revisar los acuerdos de san Stéfano. El Congreso de Berlín de 1878 disolvió la Gran Bulgaria.  Austria logró la administración de Bosnia-Herzegovina y un pasillo que separaba Serbia y Montenegro. El apoyo de Alemania a Austria puso fin a la alianza de los tres emperadores y al Primer Sistema bismarckiano.

Segundo Sistema.

En esta ocasión Austria fue la elegida para centrar sus alianzas internacionales. Así nació la Dúplice austro-alemana, de carácter secreto. Para sumar a los rusos a esta alianza en 1881 se firma el Tratado de los Tres emperadores que garantizaba la neutralidad de Rusia en caso de enfrentamiento entre Francia y Alemania, y la neutralidad alemana en la pugna entre Inglaterra y Rusia.

Pero la pieza maestra de este segundo sistema fue la Triple Alianza, en la que se integran Alemania, Austria-Hungría e Italia, país que se suma a causa de la ocupación francesa de Túnez, en el norte de África. Túnez era considerado como zona natural de expansión por parte italiana. A la vez, estallan conflictos en Marsella entre los franceses y ciudadanos italianos que trabajan en la región marsellesa. Ante estos conflictos, Italia entiende que puede encontrar en Alemania un buen aliado.

En 1885 se produce una nueva crisis en los Balcanes. Bulgaria pretende separarse de la tutela rusa, y de nuevo estalla la tensión entre Rusia y Austria-Hungría.  Alemania firma con Rusia el Tratado ultra-secreto de contraseguridad, a espaldas de Austria-Hungría.

Tercer Sistema.

Data de 1887-88, y pretendió evitar el desagrado austriaco por el tratado con Rusia y fortalecer la posición alemana. Este sistema renovó la Triple Alianza y estableció los acuerdos mediterráneos, con el propósito de sacar a Inglaterra de su aislamiento y asentar sobre bases más sólidas la seguridad europea.





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