Me he venido hasta aquí (...) para hablar sólo un poco, muy poco, con algún transeunte y preguntarle una dirección. En esta ciudad, donde la respuesta es siempre la misma: "Destra, sinistra, sinistra, destra, destra, sinistra e altra volta sinistra".

Antonio Gala: Los papeles de agua.

martes, 10 de mayo de 2011

Troya, de Wolfgang Petersen

 
Wolfgang Petersen es un director que cuenta en su filmografía con títulos suficientes para ser considerado un buen director, aunque sus mejores creaciones haya que buscarlas en los inicios de su carrera.  Títulos como “El Submarino” o “Enemigo mío” dignifican la obra de cualquiera.
Tras filmar a Clint Eastwood (“En la línea de fuego”) o a George Clooney  (“La Tormenta perfecta”), Petersen se suma al renacimiento del peplum como género que significó Gladiator, y filmó “Troya”.

Con un guión que se toma demasiadas libertades respecto al ciclo troyano, y una ambientación que mezcla demasiados elementos anacrónicos, Troya resulta de utilidad para su uso didáctico, siempre que se emplee la atracción que el medio cinematográfico ejerce en los alumnos para interesarles en el tema, y se desbroce lo que de realidad tiene la cinta, separándolo de las licencias, y al final de la proyección se haya logrado una visión clara y correcta del mundo homérico, del mundo micénico y griego en general, y de los mitos que, sumados, describen la Guerra de Troya desde sus orígenes hasta su trágico desenlace.
 
Es frecuente identificar la Guerra de Troya con una de las grandes obras de Homero, la Ilíada.  Sin embargo, la Ilíada tan solo relata una fase de dicha guerra. Tras diez años de asedio, Homero narra apenas dos meses del décimo año, aquellos en que la ira de Aquiles le apartó de la batalla.

No relata la Ilíada ni el comienzo, ni el final de la guerra.  Homero nos cuenta las razones de la ira del héroe, y el fin de esta, sustituida por los deseos de vengar la muerte de Patroclo. La Ilíada finaliza con los ritos funerarios por la muerte de Héctor el troyano.

Homero nos cuenta el final de la guerra de Troya en la Odisea, por boca de Ulises.

La “Troya” de Petersen  comienza con un banquete en el que se celebra un acuerdo de paz entre Troya y Esparta. Presentes en él, Menelao, por parte espartana, y los príncipes Héctor y Paris, hijos de Príamo de Troya.
Troya estaba regida por el rey Príamo el cual tuvo varios hijos entre ellos Héctor y Paris. Este último fue abandonado al cuidado de unos pastores porque en el día de su nacimiento las profecías auguraban que éste acabaría con Troya.
Pasaron los años y Paris, ya adulto, ignorando su pasado, fue a la ciudad de Troya a combatir en uno de los numerosos torneos que se celebraban en la ciudad.
Lo que nadie esperaba es que Paris saliera vencedor, Príamo se dio cuenta que el ganador era su hijo por lo que, ignorando los consejos de su familia y sus sacerdotes, lo volvió a aceptar en su casa.
Esta es la primera licencia que la película se toma con respecto a los mitos originales. Únicamente Paris acude a estas negociaciones, y lo hace merced a haberse visto envuelto en la elección de la diosa más bella entre Atenea, Hera y Afrodita.
Las tres Diosas, cada una por su lado, intentaron chantajear a Paris, ofreciéndole diferentes presentes. Hera le ofreció riquezas; Atenea poder y sabiduría; Afrodita le propuso entregarle la mujer más hermosa de la Tierra comparable a la que ella misma poseía.
Paris prefirió la opción de Afrodita,  y ésta le mostró a la mujer: Helena, princesa griega y mujer de Menelao, regente de una de las polis del Peloponeso,  Esparta.
La ciudad de Micenas.
 
El príncipe Paris dirigió su embarcación hacia Grecia, con la intención de encontrar a Helena. Alegando unos tratados comerciales, y aprovechando el interés de Menelao de establecer relaciones con Troya, consiguió que este le acogiera en su palacio.
Aprovechando la ausencia de Menelao, Helena fue seducida por Paris merced al hechizo de Afrodita. Juntos huyeron a Troya.
 Al arribar a su patria, Príamo se opuso a que Helena permaneciera en la ciudad.  Ante la postura inflexible de su hijo, Príamo acabó claudicando y aceptando una permanencia que sólo podría traer la guerra y la desgracia para Troya.
Menelao, al enterarse de la partida de Helena, solicitó la ayuda de Agamenón y los otros príncipes griegos. Así comenzó la expedición hacia las costas troyanas.
Aquiles.
 
De entre todos los príncipes, uno no acudió a la llamada. En la cinta de Petersen, Ulises es el elegido para convencer a Aquiles para que acuda a la guerra.  Aquí tampoco es respetuoso con el mito. Tetis, diosa de las aguas, temerosa por la suerte de su hijo, hechiza a Aquiles y le esconde vestido de mujer en la isla de Esciros.
Allí amarra la flota de los aqueos siguiendo el rumor de que Aquiles se ocultaba en la isla. Ulises, hábil para urdir engaños, se disfraza y acude al palacio del rey Licómenes , donde descubre al príncipe, rompiendo el hechizo de Tetis. Tras conocer su destino de boca de su madre, Aquiles elige  la fama inmortal acudiendo a Troya, aún a costa de su vida.
 
Acude, no al mando de una negra nave sino de cincuenta, que su padre Peleo pone bajo sus órdenes.
El mar se llena de naves que navegan rumbo a Ilión. La relación de naves es exhaustiva en la Iliada.
Homero cita los veintinueve orígenes, los nombres de los caudillos, y el número de naves que siguen a cada uno de ellos:
1. Beocia (Peneleo, Leito, Argelisao, Protoenor, Clonio)
2. Región Miniea (Ascálafo, Yélmeno)
3. Focea (Esquedio, Epístrofo)
4. Locrea (Ayax Locrense)
5. Eubea (Elefenor)
6. Atenas (Menesteo)
7. Salamina (Ayax Telamón)
8. Argólida meridional (Diomedes, Esténelo, Euríalo)
9. Argólida septentrional/Acaya (Agamenón)
10. Laconia (Menelao)
11. Mesenia noroccidental (Néstor)
12. Arcadia (Agapenor)
13. Élide (Anfímaco, Talpio, Diores, Polixeno)
14. Islas jónicas occidentales (Meges)
15. Islas Jónicas orientales (Odiseo)
16. Etolia
17. Creta (Idomeneo, Meriones)
18. Rodas (Tiepólemo) 19. Sima (Nireo)
20. Espóradas meridionales (Fidipo, Antifo)
21. Región Esperqueía (Aquiles)
22. Ptía (Protelisado, Podarque)
23. Pelasgia (Eumelo)
24. Magnesia (Filoctetes/Medeón)
25. Hestia (Podalirio, Macaón)
26. Tesalia o Timfaia (Eurípilo)
27. Perraibia (Polipoite, Leonteo)
28. Región de Pindo (Guneo)
29. Peneo/Pelión (Protóo)

Un total de 1186 naves, primorosamente recreadas en una de las mejores escenas de Troya.


Al avistar la costa, se establece una carrera entre las naves micénicas por desembarcar primero, pero no es Aquiles quien resulta vencedor, sino Protesilao, príncipe tesalio, quien tiene el honor, siendo el primer caído en la guerra.  Una vez tomada la playa, los griegos construyen una pequeña ciudad, y comienzan un asedio que dura nueve años hasta que se producen las primeras batallas.
Las poblaciones próximas a Troya son saqueadas repetidamente para alimentar a los sitiadores. No es en el desembarco, sino transcurridos estos nueve años, cuando se produce la captura de dos mujeres, Criseida y Briseida. Es Criseida, y no la segunda, la que es sacerdotisa de Apolo.


El altercado entre Agamenón y Aquiles, las fuertes palabras del segundo, la mediación de Néstor, son ciertas. Aquiles abandona a los demás griegos y no acudirá a la batalla.
Su ausencia es negativa para la suerte de los griegos. Agamenón ataca Troya y los ejércitos troyanos salen al combate, abandonando la protección de la muralla.
En este momento, Paris lanza un desafío, recogido por Menelao, que conduce al enfrentamiento entre los dos guerreros. Cuando la suerte del combate se ve claramente que favorece a Menelao, Afrodita interviene y arranca a Paris del combate conduciéndole al palacio de Príamo.
Menelao no muere a manos de Héctor tras este combate, sino que es herido por una flecha lanzada por otro troyano, Pándaro. Menelao, y no Aquiles,  esta  presente en el asalto final a Troya. Menelao es quien concede perdonar la vida de Helena a Ulises. Menelao sobrevive para regresar a Esparta.
Paris es presentado como pusilánime, débil y cobarde. Justo es decir que el mismísimo Héctor, en su enfrentamiento mortal con Aquiles, escapa antes de luchar y obliga a su rival a dar tres vueltas alrededor de la muralla persiguiéndole, antes de recuperar el valor, combatir y hallar la muerte y el escarnio.  El combate se produce en el transcurso de una batalla, y no como desafío ante las murallas.
Muchas son en definitiva las licencias que Petersen se toma con la guerra de Troya. Patroclo acude al combate con el Permiso de Aquiles, y no a escondidas. Es el mismísimo Aquiles quien le cede su armadura para urdir el engaño y ayudar a los griegos, a cuyas naves el príncipe Héctor está dando fuego.

 
La mujer de Héctor, Andrómaca, es llevada prisionera junto con las demás troyanas. Su hijo muere al ser arrojado desde la muralla. Pero cuando esto ocurre, la Ilíada como relato hace tiempo que terminó. Justo con los funerales de Héctor.
Muralla de Micenas y Puerta de los Leones.



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