Me he venido hasta aquí (...) para hablar sólo un poco, muy poco, con algún transeunte y preguntarle una dirección. En esta ciudad, donde la respuesta es siempre la misma: "Destra, sinistra, sinistra, destra, destra, sinistra e altra volta sinistra".

Antonio Gala: Los papeles de agua.

viernes, 27 de enero de 2012

LA PENÍNSULA IBÉRICA: De la Prehistoria a la Historia.




















1.-  El paleolítico en Europa y en la Península Ibérica.

            En algún momento de su evolución el hombre salió de África y colonizó Asia y Europa.
            El origen del poblamiento  de Europa es periódicamente objeto de debates. La mayor parte de los especialistas está de acuerdo en que la aparición del hombre en Europa se produjo hace aproximadamente un millón de Años.
En cualquier caso las fechas anteriores a 400.000 años son muy escasas.

           Se ha sugerido que este retraso en la colonización europea se debe a que Europa realmente nunca estuvo asequible para estas poblaciones paleolíticas, (ya que carecían de embarcaciones), más que a través de Asia Menor, ya que el Estrecho de Gibraltar nunca estuvo emergido durante el cuaternario.

La industria lítica que acompaña a los homínidos colonizadores es el achelense.

 En la Península Ibérica, El Paleolítico inferior, de industria achelense, está bien representado en todas partes por instrumentos líticos encontrados en las terrazas fluviales, en ríos como el Manzanares, Jarama, Tajo, Duero o Guadalquivir.

Los asentamientos mejor conocidos en la península ibérica son casi siempre sitios al aire libre, generalmente cerca de cursos de agua, que presentan ocupaciones de corta duración, repetidos en varias ocasiones.

            Las características del Paleolítico Medio son la aparición de técnicas de talla especializadas ( talla Levallois). Existen pervivencias de instrumentos achelenses, y aparece un nuevo modo de talla, el Musteriense, cuyos instrumentos más característico son las raederas.  
           A comienzos del Paleolítico medio aparece de forma sistemática el hábitat en cuevas. Las ocupaciones debieron de ser intensas, ya que los neandertales dejaron en ellas grandes acumulaciones de huesos, artefactos y cenizas de sus hogueras.

Parece ser que debían llevar una vida nómada, especialmente aquellos grupos que se especializaron en seguir las manadas de herbívoros migradores. Se observan comportamientos distintos entre los habitantes del interior de la Península y los que vivían en los bosques mediterráneos.

Los hombres del Paleolítico Medio desarrollaron inquietudes religiosas, atestiguadas por la existencia de prácticas rituales con los muertos.


Por lo que respecta al Paleolítico Superior los hombres dominaron la fabricación de una gran variedad de instrumentos. La diversidad cultural de finales del paleolítico es enorme, precursora en muchos casos de pueblos primitivos actuales.

La talla de la piedra había alcanzado un grado de maestría extraordinario.

La subsistencia de la mayor parte de las sociedades de esta etapa estaba basada sobre todo en la caza.  Las técnicas estaban muy desarrolladas con respecto al paleolítico medio (empleo del propulsor y a veces del arco y la flecha). 
Las zonas de hábitat (poblados) reflejan ocupaciones de poca duración, que se repiten durante varias temporadas.

Parece claro que hubo un importante aumento demográfico, y se encuentran un gran número de cabañas, que en ocasiones forman grandes campamentos.



Durante el Paleolítico Superior se desarrollan las manifestaciones artísticas. Las más espectaculares corresponden a aquellas que se realizaban sobre las paredes o grandes techos de las cuevas.
En la Península Ibérica se distinguen varias zonas con representaciones de arte rupestre. La más destacada es la Cornisa Cantábrica, desde Asturias a Navarra. Destacan como piezas fundamentales como Altamira o Tito Bustillo.
De la muchas interpretaciones que se han hecho sobre la finalidad de estas pinturas, actualmente cobra fuerza la de que se pretende la representación espirutual del mundo bajo dos principios: el masculino y el femenino.



2.- El Neolítico: las primeras sociedades agrarias.



                      Para obtener una visión de conjunto del proceso cultural que condujo al neolítico, hay que tener en cuenta tres tipos de factores:

1.-  Ambientales: Tras la retirada de los hielos, las condiciones climáticas cambiaron al elevarse las temperaturas.  El medio fue transformándose, pues la fauna y la flora tuvieron que adaptarse, al igual que le ocurrió al hombre, que tuvo que encontrar nuevas bases de subsistencia cuando comenzaron a fallarle sus tradicionales recursos.

2.- Económicas y sociales: Las antiguas formas de subsistencia basadas en la caza y en la recolección fueron sustituidas por estrategias productivas basadas en la agricultura y en la cría de animales domésticos (ganadería).

3.-  Técnicos: El invento más significativo es sin duda la cerámica: elaborar recipientes de arcilla cocidos a más de 450 grados.   Al tratarse de una producción artesanal, las formas, la decoración y las técnicas de fabricación de la cerámica variaban de unos grupos a otros, lo que nos sirve para diferenciar los diferentes grupos culturales.
       En un principio los hornos eran simples agujeros en el suelo tapados con piedras y tierra.  Poco a poco se fueron construyendo mejor para conseguir mejor calidad en las pastas cerámicas.

Se generalizaron los instrumentos de piedra pulimentada, y también proliferaron los molinos de piedra y los morteros para machacar el grano.


      Al abordar el estudio del neolítico en la Península Ibérica, hay que tener en cuenta la situación de la península en la cuenca mediterránea. Las novedades neolíticas se conocieron llegadas a través del mar.

  Por tanto, en un primer momento es preciso hablar de la existencia de dos tipos de asentamientos diferentes en los momentos iniciales del neolítico peninsular:   los correspondientes a grupos allí asentados (de tradición paleolítica), y los pertenecientes a grupos colonizadores llegados por el Mediterráneo.

La primera cultura neolítica conocida es el Neolítico Cardial. Caracterizado por la decoración cardial, que consiste en los dibujos hechos mediante la utilización de la concha de un molusco, el “cardium edule”. Están presentes en Cataluña, Costa levantina y Andalucía.

A partir del 4500 a.C (Neolítico Medio) se produce una diferenciación en las distintas áreas. Con presencia de cerámicas lisas en la zona levantina, y cerámica a la Almagra, de color rojo, en la zona Andaluza.

Entre los años 3500 y 2500 antes de Cristo (Neolítico Final), en Cataluña aparecen nuevos enterramientos, que definen una nueva cultura:  la cultura de Los Sepulcros de Fosa.
Son enterramientos individuales, en fosas. Los poblados son prácticamente desconocidos.

En Andalucía, curiosamente, se produce un auge de los poblamientos en cueva.  En el sureste  aparece la “Cultura de Almería”, con poblados al aire libre y construcciones megalíticas, que hacen adivinar las futuras culturas megalíticas de la Edad del Cobre.


3.- Edad de los Metales.

Recibe este nombre porque el hombre inventó la Metalurgia, a la que se consideró un avance tecnológico decisivo y definitorio de esta etapa cultural.

-    Calcolítico.


                     Es la primera fase de la Edad de los Metales. Se denomina así (calcos = cobre;  Litos = piedra),  porque en esta fase el hombre descubrió el cobre y empezó a trabajarlo.

Durante mucho tiempo se defendió que la adopción de la metalurgia se produjeron a partir de la llegada de gentes orientales portadoras de los avances metalúrgicos.
Sin embargo, ahora se acepta que el descubrimiento de la metalurgia se produjo en diversos lugares de manera independiente.

En la península, es el grupo del sudeste el primero que evoluciona.  En la Cultura de Almería se documenta un apreciable aumento de población, en poblados al aire libre. Representan una forma de poblamiento en la que se ha invertido una gran cantidad de trabajo y tiempo al construir viviendas circulares con zócalo de piedra, y rodear los poblados de muralla en algunas ocasiones.

     Destaca el poblado, ya calcolítico, de Los Millares.  Da nombre a todo un complejo cultural.

Podría haber albergado una población de más de mil habitantes. Está situado sobre una meseta y rodeado de hasta tres  recintos defensivos formados por una muralla de hasta dos metros de altura y torreones circulares.
Hay que destacar la presencia además de hasta diez fuertes cercanos que dominan el lugar.

En las cercanías del poblado se han encontrado sus enterramientos, de carácter megalítico. En los Millares se encontraron hasta cien enterramientos.

Tenemos ejemplos de otros focos culturales en el Suroeste portugués.

Aunque tradicionalmente se había asociado el desarrollo de esatas culturas a las explotaciones del metal, últimos estudios parecen decantarse por el desarrollo de una agricultura intensiva basada en el regadío como auténtico motor de este desarrollo urbano, así como del desarrollo de jerarquías sociales.

En el equipo material aparecen hachas planas y puñales triangulares.


En el resto de la península la metalurgia del cobre está asociada al vaso campaniforme, culturas calcolíticas que tuvieron como rasgo común el uso de unos vasos cerámicos en forma de campana invertida.


-    Edad del Bronce.


Existe una gran diversidad cultural.
En el sureste, aproximadamente en los mismos territorios de la cultura de Los Millares, surge la cultura de El Argar.   Supone una cierta continuidad cultural con la cultura Millarense.
Viven en poblados situados en zonas elevadas. Los sepulcros ya no son colectivos y megalíticos,  sino que son individuales y bajo el suelo de las viviendas.
Los objetos de bronce son escasos, siendo más abundantes los de cobre.

Es de destacar la presencia de Culturas de la Edad del bronce en el interior de la península y en las costas atlánticas, con características propias bien diferenciadas.

Durante el bronce final el desarrollo de estas culturas autóctonas recibió una serie de influencias llegadas del exterior, que sirvieron para ir perfilando el panorama que vamos a encontrar ya en la Edad del Hierro.

Cataluña acusó la llegada de la cultura de los Campos de Urnas procedentes de centroeuropa.

Toda Andalucía por su parte recibió el impacto de la colonización fenicia. La cultura que va a dominar este territorio durante el bronce final es la Tartésica

En el momento de la llegada de las aportaciones del exterior  tenemos las culturas de Cogotas I, en  el interior de la península (Castilla y León e incluso Madrid).


-    Edad del Hierro.

Al final de la Edad del Bronce no se detectan cambios bruscos en casi ninguna región, pero tradicionalmente se estableció el límite de la Edad del Hierro en el 750 a.C.

La utilización del hierro no fue repentina ni se produjo en todos los lugares a la vez, por las dificultades de la metalurgia del hierro y sus diferencias respecto de la metalurgia del cobre. 
Los hornos debían alcanzar una mayor temperatura (unos 1500 grados), y las piezas de hierro no podían elaborarse fundiéndose, sino que debían adoptar su forma martilleándose en caliente y luego templarla enfriándola bruscamente, para obtener así mayor dureza.

El conocimiento del hierro llegó a la Península Ibérica a través de los colonos fenicios. A las zonas del interior  fue accediendo lentamente a través de las grandes vías de comunicación, como el Río Ebro o lo que posteriormente fue conocido como la Ruta de la Plata.      

En todas la áreas peninsulares se continuó con un desarrollo cultural propio.
En Cataluña se observa una continuidad de Campos de Urnas.
En la meseta se desarrolla la cultura del Soto de Medinilla, por influencias de los Campos de Urnas sobre Cogotas I.

En la Segunda Edad del Hierro, se divide la península en dos Áreas, la  Ibérica y la Céltica, sin una división tajante entre una y otra sino con zonas de influencia entre una y otra.

Las novedades, que se producen en torno al año 500 a C. Son una presencia masiva del hierro como metal dominante, desplazando definitivamente al bronce, y el empleo del torno para la fabricación de la cerámica.

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