Me he venido hasta aquí (...) para hablar sólo un poco, muy poco, con algún transeunte y preguntarle una dirección. En esta ciudad, donde la respuesta es siempre la misma: "Destra, sinistra, sinistra, destra, destra, sinistra e altra volta sinistra".

Antonio Gala: Los papeles de agua.

domingo, 12 de febrero de 2017

Nevera: el centinela de "la Gran Evasión".


Steve McQueen  es uno de esos elegidos que pueden catalogarse como auténticos héroes de la gran pantalla, de esos que son capaces de todo en cualquier situación y siempre salen sin daño.
Una de sus mejores interpretaciones es el papel de Capitán Virgil Hilts,
 aquel capitán de la fuerza aérea estadounidense obsesionado con la fuga y que traía de cabeza al coronel Von Luger y los guardias  del Stalag Luft III de Sagan, en Silesia. 
Un aviador americano que hará todo lo posible por escapar, incluyendo pasar temporadas en la "nevera",  en el film de John Sturges   "La gran evasión"



Se  ha señalado a Bill Ash,  (uno de los grandes escapistas aliados de la II Guerra Mundial , una verdadera leyenda del género, llegando a fugarse hasta 13 veces —la última fue definitiva— de las manos de los alemanes), como el modelo o la fuente de inspiración para el inolvidable personaje de Steve McQueen.















En su biografía, titulada "Bajo el alambre. Las aventuras en la II Guerra Mundial de un legendario artista de la fuga y rey de la Nevera", explicaba que escapar era como un mal juego de parchís: siempre le volvían a enviar a la casilla de salida.

Hay dos puntos especialmente icónicos en La Gran Evasión.  El archifamoso jueguecito con la pelota, el guante y la pared , y el momentazo en el que Von Luger se refiere a él simplemente como Hilts (sin rango) y él se vuelve el cuello de la flamante chupa de aviador, señala el distintivo de la graduación militar y le corrige con un simple: "Capitán", que inspira el Capitán... Capitán... de Jack Sparrow en piratas del caribe.

 En La Gran Evasión, tras el fracaso de  la fuga,  Hilts vuelve al campo y a "la nevera". Allí, saca su guante de béisbol y su pelota, y la lanza contra la pared. El guardia se gira para oír el familiar sonido de la pelota rebotando contra la pared y sale de la prisión.

Troya, de Wolfgang Petersen: frase final.



 Si alguna vez contaran mi historia, cuenten que caminé entre gigantes.
Los hombres brotan y se marchitan como el trigo invernal, pero estos nombres nunca morirán.
Cuenten que viví en los tiempos de Héctor, domador de caballos.

Cuenten que viví en los tiempos de Aquiles.