Me he venido hasta aquí (...) para hablar sólo un poco, muy poco, con algún transeunte y preguntarle una dirección. En esta ciudad, donde la respuesta es siempre la misma: "Destra, sinistra, sinistra, destra, destra, sinistra e altra volta sinistra".

Antonio Gala: Los papeles de agua.

miércoles, 1 de octubre de 2014

París


En cualquier caso, cada vez que piso París, me asalta una pregunta:  ¿se abandona alguna vez, esa ciudad?.
                                         
 Raimon Portell.
                                    
 Viajes.   National Geografic,36.

              “Hay en el aire, en el aspecto, en el sonido de París no sé que extraña influencia que no se encuentra en ninguna otra parte. Es un lugar alegre, eso no se puede negar.  En ningún otro sitio se manifiesta mejor que aquí (cuando se manifiesta) el encanto de los climas templados, con su aire húmedo, sus cielos rosas tornasolados o nacarados con los tonos más vivos y sutiles, los brillantes escaparates de sus tiendas delicadamente abigarrados, la amabilidad de su río, ni demasiado estrecho ni demasiado ancho, la dulce claridad de sus reflejos, el aspecto desenvuelto de sus habitantes, activos y ociosos a un tiempo, su sonoridad confusa donde todo se armoniza, donde cada sonido, el de la población marinera y el de la población urbana, responden a una proporción y un orden maravillosamente fortuitos. (...) en París la vida está en todas partes; todo parece aquí más vivo. Y sin embargo es dulce, pues cualquiera puede gozar del momento presente, dejarse mecer por el movimiento y el murmullo de esta ciudad alocada y sabia donde lo imprevisto ha establecido su reino desde antiguo(...) París quiere vivir; lo desea imperiosamente”.
    George Sand,  Soñar en París.

         “África se me presenta fría y lluviosa, a mi llegada una mañana de mayo. No he precisado tomar el avión ; me ha bastado con un corto viaje en metro. Me he apeado en Barbés, en la frontera entre el Magreb y el África negra. (...)  Camino un trecho bajo la lluvia de este maldito mes de mayo y llego a la calle Polonceau, en la frontera con Chateau Rouge , el barrio histórico del  África negra en París y, anteriormente, lugar de acogida de las sucesivas oleadas de inmigrantes magrebíes , asiáticos y europeos. (...)  Chateau Rouge no es tan solo un barrio exótico en cuyo mercado se vende ñame, batatas , pescado de Senegal o cerveza de Costa de Marfil.  Estas cuatro calles son el eje   de la “Europa africana”.   Los comerciantes africanos de Alemania, Gran Bretaña o Italia efectúan sus compras aquí”.
     Africanos en París.   Jean-Marie Bretagne. National Geografic


                “Ir a París sin ver el café sería como ir a Egipto y no ver las Pirámides”
    “El parisino toma en él su chocolate y lee su periódico, se toma su taza de café.(...) El café es el centro de la vida pública de París:(...) Aquí se discute sobre la política y las diversiones del día. (...) No es fácil describir el café parisino a un lector: los espejos que reflejan todos los objetos hasta el infinito, las cornisas doradas, el suelo lleno de serrín, las mesas d patas de hierro, la estufa alemana cargada de vajilla (...) Van pasando las horas y los ociosos de después de la cena van llegando; (...) Los asientos de fuera se llenan; se ríe, se está a gusto, se bebe sirope y se habla.”.

     Donald Grant Mitchell.  en Francia y los Franceses vistos por los viajeros americanos,1814-1848.


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