La necesidad de considerar las actividades humanas parte integrante del sistema geosfera-biosfera ha sido recalcada desde los primeros trabajos consagrados a los cambios mundiales.
El mineralogista ruso VERDADSKY, en 1945, expuso su concepto de Biosfera, considerada como “la única envoltura terrestre en que puede existir la vida”. “En lo fundamental, no se puede separar al hombre de ella, pues está conectado con su estructura material y energética”.
Afirmaba Verdadsky que el aspecto fundamental de la relación humana con el medio ambiente es su capacidad para modificarlo a través de la tecnología; gracias a esta, el hombre se convierte en “una fuerza geológica a gran escala”. La biosfera está siendo modificada par el hombre, consciente o inconscientemente.
Actualmente sabemos que las actividades humanas han transformado la faz de la Tierra, así como la diversidad y distribución de su biota. Han modificado los climas a escala local y están alterando en la actualidad los flujos térmico e hídrico de todo el planeta.
La degradación del medio ambiente que resulta de la acción de las sociedades humanas ha alcanzado tales proporciones que el futuro de la Tierra se ve amenazado.
Las consecuencias recíprocas de los cambios ambientales en las sociedades humanas se han ido aclarando a lo largo del último medio siglo. Hay una toma de conciencia sobre la amenaza para nuestro futuro que supone la degradación del planeta:
- toma de conciencia de las opiniones públicas
- adopción de medidas industriales y medidas de gobierno para solucionar los problemas más acuciantes (empobrecimiento de la capa de ozono → sustitución de productos nocivos por otros más neutros).
A pesar de algunas realizaciones, las políticas ecológicas adoptadas se han demostrado insuficientes ante fenómenos de distinta amplitud: el empobrecimiento de la capa de Ozono sobre la Antártida; el recalentamiento del clima, debido a la acumulación de CO2 en a atmósfera; la destrucción acelerada de los grandes bosques tropicales.
Parece haberse alcanzado un consenso mundial en el sentido de considerar que puesto que el problema planteado es global, las soluciones deben ser globales. Las Naciones Unidas asumieron un papel de líder al organizar la Conferencia de Estocolmo, (1972) y crear luego el PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL MEDIO AMBIENTE. Agencias como la UNESCO, LA OMS, Y LA FAO trabajan en diversas soluciones.
En junio de 1992 se celebró la CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO en Río de Janeiro. Los resultados fueron controvertidos quedando los resultados reflejados como Declaración de Río, que contiene 27 principios para la protección del Medio Ambiente, y en la Agenda 21, programa de acción para los gobiernos que deseen lograr un desarrollo sostenible. 180 países se reunieron en Río y suscribieron el Tratado sobre Cambio Climático. Actualmente forman parte de este tratado 181 países.
Las resoluciones adoptadas en esta conferencia entraron en vigor el 21 de marzo de 1994.
Las Cumbres de Berlín (1995), Ginebra (1996) y KIOTO (1997) actualizaron periódicamente las obligaciones de los países industrializados de cara al cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de gases contaminantes.
La Cumbre de Kioto reunió a representantes de 125 países. El documento elaborado, denominado “Protocolo de Kioto” compromete a los países que lo ratifiquen para lograr reducir las emisiones de los seis gases catalogados como causantes del efecto invernadero.
El protocolo de Kioto no entró en vigor hasta febrero de 2005. El año 2009 eran 187 estados los que ratificaron el protocolo.
En diciembre de 2007, en Bali, Indonesia, se llevó a cabo la tercera reunión de seguimiento, así como la 13ª cumbre del clima . Se llegó a un acuerdo sobre un proceso de dos años, u “hoja de ruta de Bali”, que tiene como objetivo establecer un régimen post 2012, a concretar en la XV Conferencia sobre Cambio Climático, de diciembre de 2009, en Copenhague, Dinamarca; y en Cancún, México, celebrada del 29 de Noviembre al 10 de Diciembre del 2010.
En Cancún los más de 190 países que asistieron a la Cumbre adoptaron, con la reserva de Bolivia, un acuerdo por el que aplazan el segundo período de vigencia del Protocolo de Kioto y aumentan la "ambición" de los recortes.
Se decidió crear un Fondo Verde Climático. También se llegó al compromiso de proporcionar 30.000 millones de dólares de financiación rápida, aunque se reconoce la necesidad de movilizar 100.000 millones de dólares por año a partir de 2020 para atender a las necesidades de los países en desarrollo.
Esa "hoja de ruta" se complementa con el Plan de Acción de Bali, que identifica cuatro elementos clave: mitigación, adaptación, finanzas y tecnología. El Plan también contiene una lista no exhaustiva de cuestiones que deberán ser consideradas en cada una de estas áreas y pide el tratamiento de “una visión compartida para la cooperación a largo plazo”.
La conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático en Durban 2011 reunió a representantes de los gobiernos del mundo, de organizaciones internacionales y de la sociedad civil. Las discusiones trataron de avanzar la aplicación de:
- el Protocolo de Kioto
- la hoja de ruta de Bali
- los acuerdos de Cancún.
El 11 de diciembre del 2011 Canadá abandonó el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático para no pagar las multas relacionadas con el incumplimiento de la reducción de emisiones. Este anuncio lo hizo pocas horas después de la conclusión de la cumbre sobre el cambio climático de Durban.
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