La Penguin Cafe Orchestra fue una unión libre de músicos encabezada por el guitarrista clásico y compositor Simon Jeffes.
Simon Jeffes nació en Sussex, Inglaterra el 19 de Febrero de 1.949, y murió en este mismo país el 11 de Diciembre de 1.997 de un tumor cerebral.
Después de pasar una pequeña estancia en Canadá y recorrer Europa (cosa que influyó mucho en su composición multicultural), regresa a Inglaterra y a la edad de 12 años comienza a estudiar guitarra clásica, piano, y teoría musical, estudiando en la Politécnica de Chiswick con la intención de seguir su formación en un centro superior.
Desengañado con la formación académica que se impartía en esa época, decide dejar sus estudios y dedicarse a la experimentación, trabajando la música étnica, y trabajando con varios grupos y artistas de éxito de aquellos años (como los Sex Pistols).
También comprobó las limitaciones de cualquier intento de hacer evolucionar el rock.
También comprobó las limitaciones de cualquier intento de hacer evolucionar el rock.
El nacimiento del nombre de la Pengüin orquesta es más que curioso: en el año 1.972 Jeffes se encontraba en el sur de Francia. Un día Simon comió pescado en mal estado en un restaurante de la costa, y a consecuencia del envenenamiento pasó varios días en estado semicomatoso. Estuvo varios días en cama, febril y alucinando.
En sus extraños sueños vio una especie de edificio donde se sucedían extrañas escenas de lo más pintoresco y cuyo propietario sería él. La más recurrente de las fantasías con las que el cerebro de Simon Jeffes jugaba era que el hotel donde se hallaba alojado el músico estaba poblado por pingüinos en vez de por seres humanos. Todos, empleados y turistas, eran pingüinos tiesos y circunspectos que vestían ropas en consonancia con los diferentes roles que desempeñaban en el establecimiento: maleteros, recepcionistas, camareros... y en calidad de clientes, se encontraban allí familias con niños, parejas, jubilados...
Los pingüinos iban y venían en silencio, mientras de fondo se oían extrañas melodías que Simon Jeffes nunca había oído antes, repetidas como un hilo musical que funcionara ininterrumpidamente y a todas horas en los diferentes espacios del hotel.
Era un mundo sin alma. Un no-lugar. Un edificio de hormigón en el que cada habitación era vigilada por un ojo electrónico. En un cuarto, alguien miraba al espejo. En otra habitación, una pareja hacía el amor pero sin quererse. Y un compositor escuchaba música con auriculares. Todo era gris, anónimo. Era la completa desolación.
Al día siguiente, Jeffes se restableció. Y la mejoría le permitió bajar a la playa.
Mientras tomaba el sol, tuvo un "flash" de esas alucinaciones, que incluía esa visión de un hotel donde la gente estaba alienada y buscaba la felicidad de manera egoísta; y una frase absurda: "Soy el propietario del café Pingüino. Te diré cosas al azar".
El significado de Café no se corresponde con el de un bar, sino con el de un sitio donde la comunicación y el pensamiento fluyen libremente y no hay barreras de ningún tipo.
Y, de alguna manera, según Jeffes, descubrió las armonías y peculiaridades de este tipo de música que se convertiría en su estandarte.
Una vez recuperado y de vuelta a Londres, Jeffes comenzó a trabajar sobre aquellas músicas que sonaran en su cabeza durante los días de enfermedad.
A poco reunió un grupo de excelentes músicos, la mayoría como él con amplia experiencia en clásica y jazz, y se lanzó a componer armonías que mezclaban la música culta y la tradicional, el jazz, el pop y los aires latinoamericanos. Era una música de belleza difícil de describir pero fácil de interiorizar, suave, relajante e intimista. El grupo, en realidad una especie de orquesta de cámara contemporánea, se llamó Penguin Café Orchestra y a la música que proponía Jeffes se la etiquetó como "minimalista", movimiento de moda en los años 70 con el que en realidad Penguin Café Orchestra tenía poco en común.
La Penguin aportó frescura y saber hacer a un panorama musical cuyo dominio se repartía entre el rock y el folk, y en el que el minimalismo solo logró hacer mella durante un corto tiempo. La banda de Jeffes sin embargo, duró un cuarto de siglo, y sólo desapareció cuando un tumor cerebral fulminante mató a su creador y líder en 1997.
Decía Simon Jeffes, en una entrevista de La Vanguardia en 1994, que la Penguin Café Orchestra había nacido del placer y vivía por la necesidad de dar placer.
Jeffes consideraba a la Penguin una formación abierta en la que los músicos venían y se iban, y casi nunca repetían. Una aproximación a la música que, en su opinión, permitía una enorme libertad y una sana democracia. Para poder tocar obras tan deliciosas como ‘Music for a found harmonium’, ‘Preludes & yodels’, ‘Perpetuum mobile’, ‘Southern Jukebox Music’ o la popular ‘Telephone and rubber band’, basada en la inconfundible señal de un teléfono inglés.
Junto a Helen Liebmann (cello), Gavyn Wright (violín), Steve Nye (teclados), la voz de éste último y de Emily Young en un par de temas (quien, por cierto, es la que ha dibujado todas las portadas de los álbunes) y el propio Simon Jeffes a la guitarra eléctrica nació “Music from the Penguin Cafe” en el año 1.974.
Penguin Café Orchestra no grabó muchos discos, pero dejó una pieza fundamental: When in Rome, un recopilatorio de temas que incluye algunos grabados en directo. Gracias a este disco podemos apreciar que la Penguin sonaba tan bien en directo como en estudio, algo al alcance de muy pocos grupos de la época. Un elemento importante de esta banda son los títulos de los temas, guiños surrealistas y humorísticos que en algún caso resultan francamente divertidos: Music for helicopter pilots, Telephone and rubber band, Music for a found harmonium ...
Su primer disco, "Music from the penguin cafe", desvelaba a un grupo prometedor, pero de maduración de un estilo particular. Siempre buscando las vanguardias, Jeffes creó un mundo utópico en el que creyó Brian Eno cuando publicó su primer disco para su sello Obscure Records.
El segundo, publicado en principio por EG Records (sello británico independiente que publicó música de King Crimson o Brian Eno, entre otros) en 1981, retomado posteriormente por Virgin Records, es posiblemente el más completo de todos, donde la orquesta encontró su sonido característico, el de la creatividad sin reglas fijas, huyendo de la comercialidad (lo cual paradójicamente les hizo comerciales) pero también de la vanguardia absoluta y por supuesto de los círculos de la New Age.
Los músicos escogidos por Jeffes para su orquesta eran de lo más selecto, los instrumentos desde violines, oboes y cellos hasta ukeleles, órganos, guitarras y sonidos pregrabados, que otorgan un pequeño toque eléctrico en esa enorme capacidad acústica.
Muchos otros admiraron a Simon, un personaje genial y carismático que nos dejó en diciembre de 1997 víctima de un tumor cerebral, pero su legado continúa vivo en los cinco discos básicos de la Pengüin Café Orchestra.
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