…Me pareció una buena oportunidad de ver
algo más de Estambul, y me encaminé hacia el complejo del palacio de Topkapi,
una especie de laberinto con cúpulas, encargado por el sultán Mehmet como nueva
sede de su conquista. Me había atraído desde la primera tarde que habíamos
pasado en la ciudad, tanto por el aspecto que presentaba desde lejos como por
la descripción de la guía.
Topkapi abarca una amplia zona de la
punta de Estambul, y el agua lo protege por tres lados: el Bósforo, el Cuerno
de Oro, y el Mar de Mármara. Sospechaba que si me lo perdía me perdería la
esencia de la historia otomana de Estambul.
(…)
…había muchas cosas en el palacio
capaces de ocupar mis pensamientos. (…) se trataba e un mundo en el que más de cinco mil
sirvientes, con títulos como “Gran Enrollador de Turbantes”, habían obedecido
en otro tiempo la voluntad del sultán (...) Desde aquí, Solimán el Magnífico,
que reinó a mediados del siglo XVI, había consolidado el imperio, codificado
sus leyes y convertido Estambul en una metrópoli tan gloriosa como lo había
sido bajo el gobierno de los emperadores bizantinos.
(…)
Me había sorprendido en particular la
descripción (…) de los jenízaros, un
soberbio cuerpo de guardia formado por niños robados a lo largo y ancho del
imperio. (…) adiestrados para odiar a los pueblos de donde procedían y lanzados
sobre ellos cuando llegaban a la madurez, como halcones asesinos. Había visto
imágenes de los jenízaros en alguna parte, de hecho, tal vez en un libro de
pintura. Cuando pensé en sus jóvenes rostros inexpresivos, en formación para
defender al sultán, sentí intensificarse el frío de los edificios que me
rodeaban.
Mientras pasaba de una habitación a
otra, se me ocurrió que el joven Vlad Drácula habría podido ser un excelente
jenízaro.
Elizabeth Kostova. 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario